Alfredo Grimaldos, en 2006, se atrevió con un libro que intentaba desvelar la presencia de
Los servicios secretos
norteamericanos y la socialdemocracia alemana se turnan celosamente en la
dirección de la Transición
española, con dos objetivos: impedir una revolución tras la muerte de Franco y
aniquilar a la izquierda comunista.
El caso de la Unión de Centro Democráticode Suárez es
más escandaloso pues literalmente no tenía ningún precedente. Al Partido
Socialista al menos se le conocían unos pocos centenares de afiliados
clandestinos durante la transición. Pero ese número no era nada comparado con
la marea clandestina del Partido Comunista. Abordaremos por tanto en este punto
cómo se creo el bipartidismo en España. En principio, si se consolidaba ese
proyecto la Reforma
política del franquismo a la democracia resultaría una balsa de aceite. Sin
embargo, la pata derecha del proyecto falló. La UCD fue incapaz de mantenerse en pie y Suárez
dejó de ser el líder que quería representar. Indirectamente ello llevó a una
inestabilidad aprovechada tanto por los nacionalismos moderados así como los
radicales, unidos a una izquierda revolucionaria y armada. Desde la aprobación
de la Constitución
al intento del golpe de Estado, volveríamos a tener unos años agitados en el
que el papel de Don Juan Carlos se terciaba indispensable,
para bien o para mal.
Creando el bipartidismo: partidos de cartón
piedra y financiación manchada con sangre
La lógica nos diría que primero tendríamos que hablar de la UCD , pero en esta historia
sólo hay lógicas ocultas, por tanto debemos empezar a hablar del Partido
Socialista.; ya que el que había ser Jefe de Estado de España, primero conoció
a socialistas que a “centristas” (término que hasta la llegada de la UCD nadie conocía en España).
Entre 1975 y principios de 1976, los embajadores de la República Federal
Alemana y de Estados Unidos no paraban de visitar a Torcuato
Fernández Miranda. La preocupación por lo que pasaría en España
era más que evidente. Un año antes, en julio de 1974 había tenido lugar el
famoso “Congreso” de Suresnes, en el sur de
Francia. Con toda la financiación de fundaciones alemanas ligadas a la
socialdemocracia, se dio un golpe de Estado al viejo PSOE de la Guerra Civil y se encumbraba
a un joven Felipe González como líder del socialismo español.
Con toda la financiación de fundaciones alemanas ligadas a
la socialdemocracia, se dio un golpe de Estado al viejo PSOE de la Guerra Civil y se
encumbraba a un joven Felipe González como líder del socialismo español.
Todo
este proceso tenía el consentimiento de Estados Unidos que “necesitaba” un
partido de izquierdas, moderado y controlable, en la adviniente democracia
española. Años más tarde , en 1981, estallaría en Alemania y España el caso
Flick: una gran trama de corrupción preparada por empresario
alemán Friedrich Karl Flick. Había sobornado a todos los
partidos políticos. Colateralmente se descubrió que una de sus fundaciones, la Fundación
Friedrich Ebert (del partido socialdemócrata) había
financiado ilegalmente al PSOE con un millón de Marcos. En 1978 el diputado
socialdemócrata Peter Struck declaró otro diputado, Hans
Juergen Wischnewski, habría entregado otros millón de marcos en
persona a Felipe González. Ello provocó una de las frases más célebres de la nueva democracia
española: “No he recibido ni un duro, ni una peseta, ni de Flick ni de Flock”.
Posteriormente una comisión parlamentaria justificó este caso de corrupción y
Felipe González fue eximido de responsabilidades en una votación parlamentaria.
Todo el mundo se tapaba los trapos sucios. En una ocasión, rememorando los
hechos, Felipe González aclaró: “Era dinero para una causa noble”.
Mejor era tapar esta
cuestión que investigar de donde origen sangriento del dinero de los Flick. El
fundador de la saga, el Padre de Friedrich Karl inició su fortuna gracias al ascenso al
poder de los nazis en 1933, siendo el segundo emporio siderúrgico del III Reich (con
48.000 trabajadores forzosos durante la Segunda Guerra
Mundial). Tras la derrota se negó a pagar indemnizaciones de Guerra. Respecto a
las ramificaciones del escándalo en España, la revista alemana Der
Spiegel publicaba en 1990 que las primeras entregas de Flick
al PSOE procedían de los fondos reservados de los servicios secretos alemanes
creados durante el gobierno socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt
(1974-1982) y con el consentimiento de todos los partidos parlamentarios.
la revista alemana Der Spiegel publicaba en 1990 que
las primeras entregas de Flick al PSOE procedían de los fondos reservados de
los servicios secretos alemanes creados durante el gobierno
socialdemócrata-liberal de Helmut Schmidt (1974-1982)
Durante
la transición, para la entrega encubierta de los sobornos, los servicios
secretos alemanes utilizaron cuatro fundaciones políticas diferentes, entre
ellas la mencionada Fundación Friedrich Ebert. A base de documentación falsa se
“borraron” los rastros del origen del dinero. Las donaciones a España y
Portugal ascendieron entre 1978 y 1981 a unos 3,3 millones de euros, según “Der
Spiegel”. El socialismo español siempre estuvo en deuda
con la social democracia Alemania y tarde o temprano el favor se devolvía. En
1986 Txiki Benegas, Secretario de Organización de PSOE
y el presidente de Siemens se conocieron en la Moncloa. A
través de una de sus fundaciones, según un informe del Ministerio de Hacienda
español, la multinacional alemana pagó 972 millones de pesetas a varias
empresas que tenían entre sus accionistas a personas vinculadas al entonces
gobernante PSOE. A cambio, el Gobierno socialista concedía
la construcción del AVE Madrid-Sevilla a la empresa alemana.
Antonio Muñoz
Sánchez, autor de El amigo alemán, en su obra relata con todo lujo de detalles
la connivencia de las grandes multinacionales alemanas y los gobiernos
socialdemócratas para orquestar esta trama que permitió el surgimiento de un
partido democrático. Así el PSOE pudo vivir en 1976 una expansión territorial
sin prcedentes. La fundación Ebert financió y asesoró al Instituto de Técnicas
Electorales, una sociedad anónima dirigida por Alfonso Guerra, organizó sus
actos públicos y la primera campaña electoral. Al menos hasta la legalización
del partido en febrero de 1977, aportó buena parte de los fondos que
sostuvieron la infraestructura del PSOE, desde los alquileres de las 52 sedes
provinciales, hasta el pago de los 104 salarios de su personal. En
total, unos cinco millones de pesetas mensuales. El dinero alemán empezó a
discurrir por la
Fundación Pablo Iglesias, la Fundación Largo
Caballero, y el Centro de Estudios de la Administración ,
gracias a lo cual se organizaron cursos donde miles de responsables nacionales,
regionales y locales del PSOE y de la
UGT aprendieron técnicas de organización, propaganda,
retórica, finanzas, en más de 3.000 cursos organizados.
La fundación Ebert financió y asesoró al Instituto de Técnicas
Electorales, una sociedad anónima dirigida por Alfonso Guerra, organizó sus
actos públicos y la primera campaña electoral.
La fundación Ebert creó también en Madrid un
think-tank (IESA) dirigido formalmente por Javier Solana y pero llevado por el
sociólogo alemán Harald Jung. La mayoría de los economistas,
sociólogos, urbanistas o ingenieros que redactaron dichos informes se
convertirían en asesores de los ministros socialistas a partir de diciembre de
1982. Antonio Muñoz Sánchez afirma en su obra que en pleno 2013: “el
PSOE no permite el acceso de los investigadores a sus archivos para el período
de la Transición.
Pretende posiblemente con ello preservar su almibarada
historia oficial, según la cual el apoyo exterior, y sobre todo de la
socialdemocracia alemana, no influyó en absoluto en el espectacular
renacimiento del partido tras la muerte de Franco, atribuido a la trayectoria
centenaria del PSOE y su profundo arraigo en el pueblo español”.
Otra de las grandes fuentes de financiación del PSOE en sus orígenes fue el
socialista partido Baas, cuyo centro de gravedad estaba en la Irak de Sadam
Hussein. Ahí viajó repetidas veces Alfonso Guerra en busca
de fondos económicos. Una década después el propio Felipe González enviaría
tropas contra Irak, a las órdenes de Estados Unidos.
Javier Barraycoa
(en Doble Abdicación)
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