Hoy se conmemora el 210
aniversario. No era fácil de creer que el todopoderoso general fuera derrotado por primera vez en España,
pero así fue. Y el detonante, la
Guerra de la Independencia. En
estas páginas se reconstruye aquel hito.
Tal día como hoy de hace 210 años
se descubrió algo que, a esas alturas, parecía impensable: los ejércitos de
Napoleón que dominaban Europa no eran invencibles. Ocurrió en una pequeña
localidad española que desde entonces pasó a la historia, Bailén. Allí tuvo
lugar la primera derrota en una batalla digna de tal nombre del ejército francés.
Fue al poco de empezar lo que nosotros conocemos como Guerra de la Independencia , los ingleses
como Peninsular War y Napoleón como «la maldita guerra de España».
El chispazo fue la sublevación
madrileña del Dos de Mayo. Sofocada por los franceses, -dio paso, en las semanas siguientes, a una
cascada de declaraciones de guerra mayoritariamente por paisanos armados, cuyo empeño
por expulsar a los franceses no se corresponde con su capacidad de combate.
Pero, frente al espontaneísmo del
paisanaje, las tropas regulares del Ejército español en Andalucía se han
organizado bajo el mando del general Castaños y se disponen a atacarle. Las
tropas que manda Dupont no están, por otra parte, a la altura de la fama de la Grand Armée. Como señala
Emilio de Diego, uno de los máximos especialistas en la Guerra de la Independencia , en su
imprescindible España, el infierno de Napoleón (La Esfera de los Libros), «en cuanto
a su preparación, tanto sus cuadros como la tropa dejaban mucho que desear»,
algo extensible al conjunto de los ejércitos franceses en la península, de los
que sólo un 20% contaba con experiencia de la guerra, y, entre estos, la mayoría
tenía una edad excesiva.
El francés afronta unos inconvenientes
muy claros: un frente demasiado largo entre Andújar y las estribaciones de
Sierra Morena, con las consiguientes dificultades de aprovisionamiento, la hostilidad
de la población, la adversidad del terreno y del clima, y la mala información.
En cuanto al ejército mandado por
el español Castaños, es más numeroso, pero tiene también sus propias dificultades,
empezando por la de ser un conglomerado heterogéneo de militares y paisanos. Demos
la palabra al gran Pérez Galdós: «Cuerpos reglamentados españoles, con algunos
suizos y walones; regimientos de línea que eran la flor de la tropa española; regimientos
provinciales que ignoraban la guerra, pero que se disponían a aprenderla;
honrados paisanos que en su mayor parte eran muy duchos en el arte de la caza,
y por lo general tiraban admirablemente; y por último, contrabandistas, granujas,
vagabundos de la sierra, chulillos de Córdoba, holgazanes convertidos en
guerreros al calor de aquel fuego patriótico que inflamaba el país… Se formó de
lo que existía; entraron a componer aquel gran amasijo la flor y la escoria de la Nación ; nada quedó escondido,
porque aquella fermentación lo sacó todo a la superficie, y el cráter de nuestra
venganza esputaba lo mismo el puro fuego, que las pestilentes lavas».
En la primera quincena de julio
Dupont recibe algunos refuerzos, de modo que sus tropas
superan los 20.000 hombres, pero 2.000 de ellos están dedicados a asegurar las comunicaciones
con Madrid entre La Carolina
y Manzanares. El resto estaban en Andújar y entre Guarromán, Bailén, Mengíbar y
Linares.
José Sánchez-Arcilla, codirector,
junto con el citado Emilio de Diego, de otra obra imprescindible, el Diccionario
de la Guerra de
la Independencia
(Actas, dos tomos), se ocupa en él de la entrada correspondiente a Bailén.
Ahí explica cómo el plan de
ataque del ejército español se elaboró en Porcuna el 11 de julio, cómo unas
informaciones erróneas y la preocupación por no perder la línea de comunicación
con Madrid llevaron a los franceses a una serie de movimientos que dejaron desguarnecidos
algunos puntos esenciales, además de provocarles un desgaste que les pasaría factura.
Las divisiones españolas mandadas
por Reding y Coupigny se adelantaron a Dupont, ocupando unos cerros
estratégicos en Bailén. Tras las escaramuzas de los días previos, a las tres de
la madrugada del 18 de julio empezó la batalla con el ataque francés al campo español.
Frenado éste, el ataque español se dirigió a los dos flancos del enemigo. Tras
una serie de ataques y contraataques con diversas alternativas, se produjo un
intenso combate artillero en el que se impuso el mayor calibre de las piezas
españolas. Los dos bandos temían la llegada de refuerzos para el enemigo
(Vedel, en el caso francés, y el propio Castaños para los españoles). Eso
empujó a Dupont a un último esfuerzo que acabó dejándole exhausto a mediodía.
Las esperadas tropas de Vedel, que habían estado moviéndose un tanto
erráticamente por las localidades cercanas (La Carolina , Andújar)
llegaron a Bailén cuando todo estaba decidido. «¡Ay!, ¡si Vedel hubiese llegado
un momento antes, poniéndonos entre dos fuegos! Pero Dios, protector en aquel
día de la España
oprimida y saqueada, permitió que Vedel llegase cuando estaba convenida ya la tregua,
y se había principiado a negociar la capitulación», escribe
Galdós.
Muchos soldados franceses
acabaron deportados en la isla de Cabrera, en condiciones infrahumanas, en uno
de los capítulos más negros de una guerra que abundó en ellos. Las
consecuencias de Bailén no se hicieron esperar. Enseguida llegaron rumores a
Madrid. José Bonaparte, que había llegado a la capital el día 20 y había sido
proclamado
públicamente Rey de España el día
25, tuvo la confirmación definitiva de la derrota el 28 de julio. El 1 de
agosto salía de la capital junto con sus generales.
Bailén supuso también que se
levantara el sitio de Zaragoza. García de Cortázar ha recordado cómo la batalla
inspiró a gente como Shelley, Wordsworth o Turguénev y «fue una gran esperanza para
los europeos que luchaban contra Napoleón».
Luego habría más batallas,
Napoleón entraría en España y José I volvería a Madrid. Pero Bailén demostró la
vulnerabilidad del ejército francés a causa de lo que también se llamó la
úlcera española.
(Artículo de Angel Vivas publicado en El Mundo - "Papel de verano" hoy 19-7-2018)
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