TRADICIÓN DEL DÍA 18 DE JULIO




Tal día como hoy del año 1909 fallece en Varesse (Italia), Don Carlos VII. Su cadáver, vestido con el uniforme de Capitán General que usó en la guerra, con el toisón de oro, la placa de San Fernando y las medallas de Montejurra y Somorrostro, fue llevado a Trieste e inhumado en la catedral de San Justo junto a sus mayores. En la parte izquierda de la cripta de la capilla de San Carlos Borromeo una lápida reza:

Carolus VII

Hispaniarum Rex

Avitate Fidei et Patriae Devotus

Heic quiescit

invicta christiani Regisque fortitudine

augusto munere perfunctus

N. Labaci III kal. apr. MDCCCXLVIII

M. Varessi VI kal. august MCMIX

José Ortega y Munilla, padre del conocido Ortega y Gasset exclamó: "¡Qué dolor y qué vergüenza no poder ser carlista como lo fueron mis antepasados!". 

El político chileno Alejandro Méndez., "su patria le dio un destierro; el mundo le hubiera dado una corona". 

El insigne Valle-Inclán, "Don Carlos de Borbón y Austria Este, es el único príncipe soberano que podría arrastrar dignamente el manto de armiño, empuñar el cetro y ceñir la corona recamada de pedrería, con que se representa a los reyes en los viejos códices".

La condesa Pardo de Bazán dijo de Don Carlos en el destierro:" Si yo tuviese hace años la triste convicción de que ha palidecido el sol de la gloria hispana, y su fortuna ha desplegado las alas para ir a posarse en otras regiones del mundo, hoy lo creería, viendo en Don Carlos al Rey que el destierro nos niega".

Por los caminos reales de las Vascongadas, Navarra y Cataluña, vagó durante mucho tiempo la sombra de don Carlos en su corcel, galopando por los cielos de la fantasía lugareña; y en las viejas cocinas de las aldeas se podían ver unas litografías ennegrecidas por el humo: capote azul con entorchados de capitán general, boina, sable y su negra barba heráldica.

Dado que ante Dios no hay héroes anónimos, lo menos que nosotros como carlistas podemos hacer en nuestra gratitud por el inmenso ejemplo que nos legaron, es recordar y honrar a nuestros muertos, a los que ningún envite apartó de la distinción más grande, que es la de saberse hijos de Dios, en todos los brazos del pueblo carlista, igual los humildes que los eclesiásticos y los reyes.

Dios, Patria, Fueros, Rey.

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