Por Eduardo PALOMAR BARÓ
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Pablo Iglesias Posse, Fundador del PSOE |
“Queremos la muerte de la
Iglesia … para ello educamos a los hombres, y así les quitamos
la conciencia… No combatimos a los frailes para ensalzar a los curas. Nada de
medias tintas. Queremos que desaparezcan los unos y los otros” (Palabras de Pablo IGLESIAS en el VI Congreso Federal del PSOE, celebrado
en el Teatro Jovellanos de Gijón, el
22 de agosto de 1902).
Entre el 26 de
julio y el 2 de agosto de 1909, como protesta ante la guerra de Marruecos, tuvo
lugar la conocida como Semana Trágica de
Barcelona, organizada por socialistas, radicales, anarquistas y sindicalistas,
con múltiples disturbios y desmanes entre los que destacaron el asesinato de
clérigos y la profanación de tumbas.
Francia y
España habían acordado en la
Conferencia de Algeciras de 1906 repartirse el
territorio marroquí, para impedir la entrada de otras potencias europeas. El
interés de España era estratégico y económico (explotación de minas y obras
públicas). Los militares lo consideraban como una compensación por la pérdida
de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Sin embargo, los nativos o rifeños,
organizados en cabilas, combatían a
las tropas españolas causando numerosas bajas. El Gobierno decidió enviar más
tropas a la zona, que debían embarcar en el puerto de Barcelona el 18 de julio
de 1909.
Grupos de
republicanos, socialistas y anarquistas se amotinaron en el puerto para evitar
el embarque de dichos soldados y protestar contra la guerra. Una semana
después, el día 24 se reúne un comité de huelga formado por dichos grupos para
convocar una huelga general en Cataluña. A la huelga siguieron barricadas y
duros enfrentamientos con las fuerzas del orden, asalto de fábricas y quema de
iglesias y conventos, unos 80 en total.
El gobierno de
Antonio MAURA declaró el estado de guerra y ordenó patrullar al Ejército. A
finales de mes se controló la situación.
Fueron
detenidas y juzgadas por rebelión más de 1.500 personas. Los tribunales
militares dictaron más de 15 condenas a muerte, siendo ejecutados 5, entre
ellos el maestro pedagogo – simpatizante anarquista – Francisco FERRER GUARDIA,
acusado de haber inspirado y apoyado la rebelión. FERRER GUARDIA había sido el
creador de la Escuela Moderna que
tenía como lema “la destrucción de todo” y
“viva la dinamita”, y fue calificado
por Miguel de UNAMUNO como “tonto, loco y
criminal cobarde”, incitador del atentado frustrado contra Alfonso XIII el
día de su boda – ejecutado por su compañero de Escuela Mateo MORRAL – y sospechoso de ser el instigador del
asesinato de Antonio CÁNOVAS DEL CASTILLO, ocurrido el 8 de agosto de 1897 en
el balneario de Santa Águeda, en el municipio de Mondragón (Guipúzcoa), por el
anarquista Michele ANGIOLILLO.
FERRER GUARDIA
fue fusilado el 13 de octubre de 1909 en el foso de Santa Amalia de la prisión
del castillo de Montjuich de Barcelona.
Esta actuación
del Gobierno fue muy criticada por un sector de la prensa nacional y europea. A
consecuencia de ello, Antonio MAURA presentó su dimisión al rey Alfonso XIII,
que le fue aceptada, nombrando Presidente a Práxedes Mateo SAGASTA, líder del
Partido Liberal.
Los grupos
nacionalistas catalanes buscan un entendimiento político con los republicanos
catalanes, surgiendo así un nacionalismo de carácter republicano que
posteriormente se denominará Esquerra
Republicana. Por su parte, los socialistas se aproximan a este bloque para
ir en coalición en futuras elecciones para derrotar a los dos partidos
monárquicos tradicionales: el Liberal y el Conservador. Y los anarquistas
tratan también de consolidar su acción creando a nivel nacional la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT), gran sindicato obrero anarquista.
Pablo IGLESIAS
subió por primera vez a la tribuna de oradores del Congreso el 7 de julio de
1910. En su intervención reconoció su implicación en la Semana Trágica , defendió la
figura de FERRER GUARDIA, declaró que su partido sólo se atendría a la
legalidad mientras ésta le beneficiase y amenazó con atentar contra la vida del
Presidente del Gobierno Antonio MAURA.
“El partido al que yo represento aspira a
concluir con los antagonismos sociales, a establecer la solidaridad humana, y
esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura , la
supresión de la Iglesia ,
la supresión del Ejército, y la supresión de otras Instituciones necesarias
para ese régimen de insolidaridad y antagonismo”.
“El partido socialista viene a buscar aquí
lo que de utilidad puede hallar, pero la totalidad de su ideal no está aquí; la
totalidad entiende que ha de obtenerse de otro modo. Es decir, que este
partido… estará en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo
que necesita; fuera de la legalidad, como han estado todos los partidos, cuando
ella no le permita realizar sus aspiraciones”.
A las 18:25
horas, el Presidente de la
Cámara , conde de Romanones, vuelve a dar la palabra a Pablo
IGLESIAS, que 40 minutos antes había pedido un descanso por hallarse fatigado.
“PABLO
IGLESIAS.- Y el compromiso adquirido por esta conjunción (republicano-socialista)
cuando el señor MAURA seguía en el mando era derribarle del poder, considerarle
un peligro para los intereses del país, para la libertad, para todo lo que aquí
debemos defender. Y no solamente derribarlo, sino trabajar para impedir que Su
Señoría (en adelante, SS) pudiera
volver a él. Y como entendíamos que podía no bastar esto y que además había
otras razones, como garantía de que SS no vuelva al poder, ya que SS entiende
que no se debe retirar de la política, viendo la inclinación del Régimen hacia
SS, comprometernos a derribar ese Régimen.
EL
PRESIDENTE.- Orden, orden, Sr.
IGLESIAS, no se puede discutir el Régimen.
PABLO
IGLESIAS.- Hagan las protestas
que hagan, lo mantengo… Tal ha sido la indignación producida por la política
del Gobierno del Sr. MAURA en los elementos proletarios que nosotros, de
quienes se dice que no estimamos a nuestra nación, que no estimamos los
intereses de nuestro país, amándolo de veras, sintiendo las desdichas de todos,
hemos llegado al extremo de considerar que antes que SS suba al poder
debemos llegar al atentado personal.
EL
PRESIDENTE.- ¡Orden, orden, Sr.
IGLESIAS¡ SS no puede ampararse en la inmunidad parlamentaria para cometer un
delito. Por lo tanto, SS tiene que retirar esas palabras y darlas por no dichas.
No puede continuar SS mientras no rectifique sus palabras. ¡No faltaba más¡
¡Orden, orden, señores diputados¡ Señor IGLESIAS, ruego a SS que oiga las
indicaciones de la
Presidencia ”.
A partir de
este momento, se desarrolla un diálogo surrealista, en el que ROMANONES trata
de hacer entender a Pablo IGLESIAS que las amenazas de muerte son incompatibles
con los usos parlamentarios y el diputado socialista se reafirma, una y otra
vez, en lo dicho anteriormente.
“PABLO IGLESIAS.- Manifestaba que yo no
quería venir con nada que significase… Recordaba esto, citaba esto para
demostrar el estado de ánimo, no mío solamente, sino de las fuerzas que
represento, y para que no se creyera que esto que había dicho fuera del
Parlamento no tenía la sinceridad de decirlo aquí. (…). Lo he dicho por esta
razón.
EL
PRESIDENTE.- A mí no me importa
la razón de haberlo dicho. SS tiene que darlo por no dicho.
PABLO
IGLESIAS.- Lo he dicho por esa
razón.
EL
PRESIDENTE.- (…). Señor IGLESIAS,
invito a SS por última vez a que retire esas palabras (…).
PABLO
IGLESIAS.- ¿Por qué?
EL
PRESIDENTE.- Porque no ha debido
pronunciarlas.
PABLO
IGLESIAS.- Voy a explicarlas.
EL
PRESIDENTE.- Hay que retirarlas.
PABLO
IGLESIAS.- ¿No puedo explicarlas?
Pues no las retiro.
EL
PRESIDENTE.- Señor IGLESIAS, SS
tiene suficiente dominio de la palabra para poder acceder a esta petición, sin
mengua ninguna de sus prestigios. SS ha dicho una cosa que no podía decir, y
tengo la seguridad de que ahora estará pesaroso de haberla dicho, porque aquí
la inmunidad parlamentaria no está para venir a cometer delitos y lo que ha
dicho SS constituye un delito.
PABLO
IGLESIAS.- SS ha hablado de
retirarlas, y yo he hablado de explicarlas”.
Un diputado
pide que se lea el artículo 148 del Reglamento, se establece una discusión
sobre si es aplicable al caso y, finalmente, parece que no lo es. Intervienen
varios diputados: entre ellos el Presidente del Consejo de Ministros, José
CANALEJAS, que medió en dos ocasiones para que Pablo IGLESIAS aceptara tener
por no enunciada la amenaza de atentado contra Antonio MAURA; y Eduardo DATO,
que recriminó a Pablo IGLESIAS por las palabras que había pronunciado.
El 22 de julio
de 1910, quince días después de esta tensa sesión de Cortes, Antonio MAURA
sufrió un atentado, cuando se encontraba en la estación de Francia de
Barcelona, procedente de Madrid. El joven socialista Manuel POSA ROCA disparó
contra él, resultando herido en una pierna y un brazo.
Al día
siguiente se formuló una protesta en el Congreso a la que, lógicamente, Pablo
IGLESIAS no se adhirió. Por aquel entonces, corría la siguiente frase: “Pablo IGLESIAS apuntó al objetivo y POSA
disparó contra él”. Durante los meses siguientes, la labor de IGLESIAS se
centró en desgastar no sólo al gobierno de CANALEJAS, sino también el sistema
constitucional. El verano de 1910 fue verdaderamente crispado y las huelgas,
que alcanzaron el número de 246, tuvieron una carga política evidente.
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