Desirée Mariottini, una joven italiana de 16 años, fue drogada y repetidamente violada la semana pasada en el barrio de San Lorenzo a 50 Kmts. de Roma por una docena de subsaharianos.
El hecho ha provocado una auténtica conmoción en toda Italia y en el mundo, no es para menos, pero es que aquí nos estamos enfrentando a un hecho que, nadie quiere admitirlo, es parte importante del problema que desencadena este tipo de conductas.
La gran cantidad de inmigrantes que están llegando a Europa procedentes de países con culturas totalmente diferentes a la occidental, greco-romana-judeo-cristiana, principalmente subsaharianos, llegan sin intención de asumir, ni siquiera admitir, los usos y costumbres por las que se rigen los países de acogida, cosa que se puede constatar yendo a los barrios periféricos de París donde la sensación de haber cambiado, no de ciudad, sino de continente es abrumadora, sensación que empieza a tenerse en según que poblaciones de España.
Desgraciadamente lo que pueden llegar a hacer dichos inmigrantes con los que ellos denominan infieles politeístas, entre los que incluyen a todos los occidentales, da igual que sean socialistas, podemitas o peperos ateos, lo vemos en este caso como se va viendo, eso sí, con dificultad pues hay como un pacto de silencio por parte de los "media", igual que en el de los suicidios, hacia las agresiones sexuales cometidas por musulmanes que no se hace efectivo cuando las agresiones las llevan a cabo occidentales como en el caso de la "manada", en las múltiples agresiones que por toda Europa, Alemania, Suecia, Francia, Italia ..., España, se van sucediendo con preocupante asiduidad.
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Y los Gobiernos congraciándose con ellos, dándoles todo a costa de menguar o privar a sus administrados, que pagan sus impuestos, de servicios básicos y exprimiendo a impuestos para mantener un ritmo imposible.
Esto tiene pinta de seguir así y Desirée, por desgracia, no será la última.
Fermín Úriz
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