Por
Javier ALONSO DIÉGUEZ
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Francisco LARGO CABALLERO en las Cortes de |
ALFONSO
XIII decidió poner a prueba a la opinión pública convocando elecciones
municipales para el 12 de abril de 1931. La escasa popularidad de la monarquía de Sagunto quedó patente con
la victoria de las candidaturas republicanas en las principales ciudades
españolas. El escrutinio dio como resultado 22.150 concejales monárquicos
frente a 5.775 republicanos, pero en aquella época los votos de las ciudades
eran los decisivos y éstas habían votado mayoritariamente por la República.
La
proclamación de la Republica
tuvo lugar el 14 de abril de 1931 y fue acogida con euforia por la mayoría de
la población. Para estas multitudes la República representaba la esperanza de una nueva
España moderna y más justa. Mientras el país celebraba la proclamación de la República , ALFONSO XIII
abandonaba el Palacio Real rumbo a un exilio voluntario. Antes de marcharse,
dejó a los españoles esta proclama:
“Las elecciones celebradas el domingo me
revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo (…). Hallaría medios
sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes
las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un
compatriota contra otro, en fratricida guerra civil (…). Espero conocer la
auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la Nación , suspendo
deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España,
reconociéndola como única señora de sus destinos”.
Nada
más formarse este nuevo gobierno, Françesc MACIÀ, desde el balcón de la Generalitat de Catalunya, proclamaba la República Catalana como Estado integrante de la Federación Ibérica. Varios ministros viajaron
rápidamente de Madrid a Barcelona para persuadir a MACIÀ de que abandonara su
idea y se mostrara favorable a la adopción de un estatuto de autonomía
promulgado por las Cortes, a lo que accedió.
Menos
de un mes después, el 11 de mayo de 1931, estallaba la violencia anticristiana.
Las turbas prendían fuego a seis iglesias en Madrid, y las fuerzas del orden
presenciaban impasibles el espectáculo. “Todos
los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”, sentenció
Manuel AZAÑA. Acto seguido, para evitar posibles iniciativas de retorsión por
parte de los proscritos por el nuevo régimen, se promulgaba la tristemente
célebre Ley de Defensa de la República.
El
28 de junio de 1931 se celebraron elecciones a Cortes, con un notable índice de
participación que superaba el 70 %. El sistema electoral, que primaba las
mayorías, confirió el triunfo a socialistas y republicanos, los partidos de la
izquierda y el centro. Manuel AZAÑA fue elegido nuevo jefe de gobierno.
Constituido
el nuevo gobierno, el PSOE formó parte de él hasta 1933. Se redactó una nueva
Constitución sectaria, se persiguió a la Iglesia Católica ,
se quemaron conventos, se expulsó a la Compañía de Jesús, las huelgas se multiplicaron,
así como los crímenes políticos, se reprimieron violentamente diversos
conflictos sociales, se persiguió y acosó a las fuerzas políticas disidentes,
clausurando locales y secuestrando publicaciones.
Las
Juventudes Socialistas protagonizan la violencia callejera. Francisco LARGO
CABALLERO crea un “grupo deportivo”
dentro de las Juventudes Socialistas, entrenado con espíritu paramilitar para
combatir en la calle a la “amenaza
fascista”. Iban ataviados con pañuelo rojo, saludaban con el puño en alto y
cantaban canciones de guerra con ánimo intimidatorio, al tiempo que ejercían la
violencia física contra todos los que consideraban sus enemigos.
En
plena campaña electoral, Francisco LARGO CABALLERO pronunció un discurso,
recogido en El Socialista de 15 de
noviembre de 1933, en el que hace profesión explícita de totalitarismo:
“Nosotros no hemos dicho nunca que pueda
socializarse todo de un día para otro. Por eso en nuestra táctica aceptamos y
propugnamos un período de transición durante el cual la clase obrera, con sus
manos, realiza la obra de la socialización y del desarme económico y social de
la burguesía. Eso es lo que nosotros llamamos la dictadura del proletariado,
hacia la cual vamos. Y ese período de transición desembocará luego en el
Socialismo integral. Pero cuando hablamos de la dictadura del proletariado,
camaradas, los enemigos, recordando que está establecida en Rusia y que la
preconizó MARX, se asustan. Algunos de ellos creen que la dictadura proletaria
es una especie de dictadura de PRIMO DE RIVERA.
No es así como la
entendemos. La dictadura proletaria no es el poder de un individuo, sino del
partido político expresión de la masa obrera, que quiere tener en sus manos
todos los resortes del Estado, absolutamente todos, para poder realizar una
obra de gobierno socialista […]
El solo hecho de que
haya una minoría burguesa en el Parlamento es una dictadura […]
Sólo ha habido un
Gobierno, con participación socialista, que se haya atrevido a meter en la
cárcel a banqueros y a generales. Pero en cuanto se han ido los socialistas, el
gobierno ha dejado de hacer esto. […]”
Tras
la victoria de la CEDA
en las elecciones celebradas el 19 de noviembre de 2013, y por si quedara alguna
duda al respecto, Francisco LARGO CABALLERO vuelve a tomar la palabra
estableciendo una fórmula que ha pervivido hasta el día de hoy en la ejecutoria
del PSOE: la legalidad son las leyes y decisiones que adoptan los gobiernos
socialistas. Lo que hagan otros grupos políticos desde las instituciones no es
legalidad para el PSOE y, por tanto, no le vincula. Todo eso no forma parte ni
de la República ,
ni de la democracia, y había que hacerle frente apelando a la acción directa
revolucionaria.
“Lo primero es el poder político, que es lo
fundamental. ¿Y qué hay que hacer después? […]
Por mí, la cosa es
sencilla: se tiene el Poder político, y el número uno es éste: inutilizar al adversario […]
Lo primero que
tendríamos que hacer es desarmar al capitalismo. ¿Cuáles son las armas del
capitalismo? El Ejército, la
Guardia Civil , los Guardias de Asalto, la Policía , los Tribunales de
justicia. Y en su lugar, ¿qué? Esto: el armamento general del pueblo. […]
Yo digo que si la
clase trabajadora conquista el poder político, tiene que ir al armamento
general del pueblo… Yo no negaré que si al pueblo se le arma, pueda cometer
atropellos. Más esto sucede en toda revolución. Pero se puede remediar en
cuanto la clase trabajadora logre que se atiendan sus reivindicaciones. […]
Yo declaro que habrá
que ir a ello, y que la clase trabajadora no cumplirá su deber si no se prepara
para ello. Si la clase trabajadora quiere el poder político, lo primero que
tiene que hacer es prepararse en todos los terrenos. Porque eso no se arranca
de manos de la burguesía con vivas al Socialismo. No. El Estado burgués tiene
en sus manos elementos de fuerza para evitarlo todo. Y sería ilusión creer que
pudiéramos llegar a realizar nuestras ideas rogándoles que nos respetasen.
¿Quiere decir esto que vayamos a hacer locuras? Lo que quiere decir es que en
la conciencia de la clase trabajadora hay que dejar grabado que para lograr el
triunfo es preciso luchar en las calles con la burguesía, sin lo cual no se
podrá conquistar el poder […] habrá que esperar el momento psicológico que
nosotros creamos oportuno para lanzarnos a la lucha cuando nos convenga a
nosotros y no al enemigo. […]
¿Y qué más nos espera
en el Parlamento? Todo lo que ahí se haga será en contra nuestra; porque las
derechas, con una fuerte mayoría, se disponen a cumplir su programa. En el
Parlamento no podremos evitarlo y la clase trabajadora tendrá que pensar en
algo muy importante. Sí nos sujetamos justamente a la legalidad que nosotros
contribuimos a crear, pero que no tenemos por qué respetar siempre, ya que al
hablar de revolución social, ésta ha de saltar por encima de la legalidad, yo
os digo que nos veremos empujados a salirnos de la legalidad. […]” (Fragmentos
del discurso pronunciado por Francisco LARGO CABALLERO el 2 de diciembre de
1933, publicado posteriormente en la revista Renovación).
Tras
la victorial electoral de la CEDA ,
la izquierda declaró que no aceptaría que este partido formase gobierno, por lo
que éste se entregó al Centro Radical de Alejandro LERROUX. Los socialistas
prepararon durante todo el año 1934 un levantamiento armado, esperando el
momento oportuno. El 3 de enero de 1934, El
Socialista, bajo el significativo epígrafe de “No puede haber concordia. ¡ Atención al disco rojo ¡”, proclamaba
oficialmente el estado de guerra revolucionario:
“Ahora piden concordia, es decir, una tregua
en la pelea, una aproximación de los partidos, un cese de hostilidades. Eso
antes, cuando el Poder presentaba todas las ejecutorias de la legitimidad…
¿Concordia? ¡ No ¡ ¡ Guerra de clases ¡ ¡ Odio a muerte a la burguesía criminal
¡ ¿Concordia? Sí: pero entre los proletarios de todas las ideas que quieran
salvarse y librar a España del ludibrio. Pase lo que pase, ¡atención al disco
rojo¡”
Francisco
LARGO CABALLERO preparaba desde febrero de 2934 la insurrección revolucionaria,
para la que el instrumento clave serían las denominadas Alianzas Obreras, que agrupaban a socialistas, anarquistas y
comunistas. Al mismo tiempo, activaba los enfrentamientos armados “antifascistas”, amparando bajo este
concepto una serie de actuaciones aunadas por el común propósito de eliminar
los “obstáculos” a la revolución socialista.
Los
socialistas asumieron que no podían retornar al poder sino por el camino de la
violencia. Santiago CARRILLO SOLARES fue nombrado en 1933 director de la
revista Renovación, órgano de la Federación de Juventudes Socialistas de España. En la edición de 17 de febrero de 1934, bajo
la cabecera se publicaba el siguiente “Decálogo
del joven socialista”:
“1. Los jóvenes socialistas deben
acostumbrarse a las movilizaciones rápidas, formando militarmente de tres en
fondo.
2. Cada nueve (tres
filas de tres) formarán la década, añadiéndole un jefe, que marchará al lado
izquierdo.
3. Hay que saludar
con el brazo en alto – vertical – y el puño cerrado, que es un signo de hombría
y virilidad.
4. Es necesario
manifestarse en todas partes, aprovechando todos los momentos, no despreciando
ninguna ocasión. Manifestarse militarmente para que todas nuestras actuaciones
lleven por delante una atmósfera de miedo o de respeto.
5. Cada joven
socialista, en el momento de la acción, debe considerarse el ombligo del mundo
y obrar como si de él y solamente él dependa la victoria.
6. Solamente debe
ayudar a su compañero cuando éste ya no baste a ayudarse por sí solo.
8. La única idea que
hoy debe tener grabada el joven socialista en su cerebro es que el socialismo
sólo puede imponerse por la violencia, y que aquel compañero que propugne lo
contrario, que tenga todavía sueños democráticos, sea alto, sea bajo, no pasa
de ser un traidor, consciente o inconscientemente.
9. Cada día, un
esfuerzo nuevo, en la creencia de que al día siguiente puede sonar la hora de
la revolución.
10. Y sobre todo
esto: armarse. Como sea, donde sea y «por los procedimientos que sean».
Armarse. Consigna: Ármate tú, al concluir arma si puedes al vecino, mientras
haces todo lo posible por desarmar a un enemigo”.
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