Con motivo de
la moción de censura que llevó al poder a Pedro SÁNCHEZ, publicamos un post
titulado “Zafarrancho patriótico”. Un
buen amigo me reprochaba que, en aquella ocasión, hiciera afirmaciones del
siguiente tenor: “En
breve, el gobierno de España estará en manos de los enemigos jurados de todo lo
que España representa y significa. El gobierno de España estará pronto, si no
está ya, en manos de quienes se proclaman, sin rubor, la Anti-España ”. Parecía echarme en cara mi alarma
repentina, cuando los gobiernos anteriores del Partido Popular no son
precisamente “inocentes” en el
proceso que ha desencadenado este estado de cosas.
Mi amigo me hizo estos reproches precisamente
por la recíproca confianza que nos da la amistad que nos une. En cualquier
caso, está claro que no me expresé bien. No trato de excusar la actitud prolongada
de elusión de responsabilidades, de omisión patente en el ejercicio de la
autoridad de los últimos gobiernos del Partido Popular. Lo que trataba de decir
es que, como consecuencia de esa actitud, en el fondo de pura cobardía, se
había franqueado el paso a quienes sí tienen unos propósitos bien definidos y
firmes de destrucción de España, llevándose por delante lo que haga falta,
incluida, por supuesto, cualquier tipo de supuesta barrera constitucional.
Las negociaciones con los ilustres presidiarios, el cambalache de
los presupuestos, la reforma del Código Penal … todo eso no han sido sino los
capotazos que preparan la estocada mortal. Ahora es difícil, si no imposible,
sustraerse a los hechos en toda su crudeza: por indicación del Ejecutivo, la Abogacía del Estado
presentará a los magistrados del Tribunal Supremo que juzgarán el 1-O un
escrito de acusación que descarta el delito de rebelión y opta por el de
sedición, que conlleva penas más leves.
Esto supone la ruptura en toda regla de la
línea mantenida hasta ahora por la
Abogacía del Estado y se opone frontalmente tanto al escrito
de acusación formulado por la
Fiscalía , como a la instrucción llevada a cabo por el juez
Pablo LLARENA. En particular, esta nueva postura implica que la Abogacía del Estado
sostendrá que no llegaron a producirse episodios de violencia de relevancia
suficiente como para acusar por rebelión (?), curiosamente una las líneas
claves de defensa esgrimidas por los abogados de JUNQUERAS y el resto de
procesados.
El escrito de acusación que presentará la Abogacía del Estado
contempla la comisión de los delitos de sedición y malversación para los
principales procesados. Las penas por el primero van de los 10 a los 15 años para quienes,
estando constituidos en autoridad, “hubieren
inducido, sostenido o dirigido la sedición o aparecieren en ellas como sus
principales autores”. En cuanto al segundo, dado que las cifras que se
están manejando en la instrucción rebasan holgadamente la cifra clave de
250.000 euros, el mínimo de prisión serían 6 años y el máximo 12. Pese a ello,
las penas finales reclamadas quedarían por debajo de la suma de ambos delitos.
Así sucederá si, como está previsto, se interpreta que la malversación fue un
medio para cometer el delito más grave de sedición. Eso implica calcular las
penas de forma más beneficiosa para los acusados por el procès secesionista, reduciendo tanto mínimos como máximos. El
mínimo teórico para ambos delitos ya no sería de 16, sino de 10 años. De todas
formas, si algo se torciera, siempre queda para don Pedro SÁNCHEZ el comodín del indulto.
Nada nuevo, pensará alguno: en los años 80
Felipe GONZÁLEZ ya impidió a los fiscales MENA y JIMÉNEZ VILLAREJO recurrir la
sentencia de la Audiencia
de Barcelona que decretó el archivo de la causa seguida contra Jordi PUJOL
SOLEY por el desfalco de Banca Catalana.
Pero es que esto es peor: lo que está en juego ahora es la dignidad, la
supervivencia de España como nación.
Y mientras tanto, lo peor, lo que de
verdad es motivo de sufrimiento para los catalanes: los CDR convertidos en dueños de la calle y los caciques secesionistas
constituidos en auténticos “señores de
horca y cuchillo”, con el beneplácito de las sedicientes autoridades
españolas.
JUAN
ESPAÑOL
Fuente: La Estrella Digital
Comentarios