El
objeto de la poesía pilarista (se manifieste en un soneto o en una comedia
dramática) no es otro que cantar las glorias de Nuestra Santa Madre Celestial,
bien que bajo su advocación más universal. Santa María del Pilar no podía dejar
indiferente a los poetas, mas tardó muchos siglos en configurar una tradición
resuelta y continuada. Precedentes capitales como PRUDENCIO y ALFONSO XI al
margen, el primer autor que canta la
Venida de la
Virgen a Zaragoza es una poco conocida figura del siglo XV:
el alcaide aragonés PEDRO MARCUELLO, autor de un Cancionero,
estéticamente mediano, pero harto interesante en cuanto documento histórico; en
él, el alcaide se dirige a la
Virgen para pedirle que ayude a los Reyes Católicos en la
reconquista de Granada.
Pero
los primeros grandes nombres de líricos pilaristas son sin duda los de los
hermanos Argensola, lumbreras indiscutidas del Siglo de Oro literario aragonés:
de LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA (1559-1613) todavía brillan con cierto
esplendor sus célebres quintillas:
Antes que fuese la luna
digno asiento de los pies
de la sin mácula alguna,
cual hoy de su imagen lo es,
lo fué esta santa coluna.
La misma Virgen midió
con sus pies esta Capilla,
que el gran apóstol alzó,
y Ebro el primero que dió
agua al bautismo en su orilla.
Es símbolo de firmeza
la coluna, y quiso así
declarar la fortaleza
del pueblo que dejó aquí
por guarda de tal riqueza.
Este templo ha conservado
siempre el culto verdadero;
no el idólatra indignado,
ni el hereje astuto y fiero
lo han jamás prevaricado.
Con
menor fortuna pero impecable corrección, el P. BARTOLOMÉ LEONARDO DE ARGENSOLA
(1562-1631) cantaría a la
Virgen del Pilar aprovechando una distinguida coyuntura (las
bodas de Felipe III), ofreciendo en consecuencia unos versos que los más
avisados (como el P. Nazario Pérez S.J.) no han dudado en tildar de inspiración
virgiliana:
Aquí, Virgen ilustre y valerosa
tienes tu carro, aquí tus armas tienes,
y tus altares son nuestras almenas,
donde llamada a nuestros votos vienes
a mirar cómo el alma en paz reposa
entre tus aras de cristianos llenas,
desde que vió felices las arenas,
por ser pisadas de tus vivas plantas,
el gran río que corre a poco espacio
de tu primer palacio.
¡Oh edificio divino! ¡Oh piedras santas!
El
notable orador franciscano e historiador del Pilar FRAY DIEGO DE MURILLO
(1555-1616), quien hasta hace pocos años gozaba de una calle en Zaragoza (y que
la nefanda ignorancia de la política actual no dudó en retirar), cantó también
a la Santa Madre
en poesía, dejando varias composiciones notables, entre ellas dos sonetos. Así
y todo, su opúsculo más recordado es la Fundación milagrosa de la Capilla Angélica
de la Virgen
del Pilar, editado el año de su muerte y considerado, al decir de Guillermo
Fatás, “el primer trabajo monográfico, por su importancia, de cuantos se habían
escrito sobre el origen de la devoción pilarista en la España de la Edad Moderna ”.
Asimismo, el recuperado LUIS DIEZ DE AUX escribió una glosa (publicada en
Zaragoza en 1593) contando la historia de la Virgen del Pilar. Otro historiador del Pilar,
FRAY JERÓNIMO DE SAN JOSÉ, ha dejado una copiosa obra poética que permanece
inédita o desaparecida.
Llegamos
al fin a la cumbre: el eximio LOPE DE VEGA (1562-1635), ese Himalaya sublime de
las Letras Españolas, fue tan mariano y tan español como los mejores de
nuestros poetas. Ordenado sacerdote a la edad de 52 años, su devoción a la Virgen del Pilar aparece de
cuando en cuando en sus comedias (La
Campana de Aragón, La Mayor desgracia de Carlos V, Los Palacios de
Galiana, El capellán de la
Virgen , San Ildefonso, etc.); en su poema épico La Almudena , Lope se
expresa en estos términos contra los enemigos de la tradición:
Alábese Aragón de la excelencia
de aquel sacro Pilar, que en mil fortunas
la imagen sustentó de aquella esencia,
que temblaron del cielo las colunas;
sosiegue la verdad la diferencia
de plumas por severas importunas
que allí la trujo Diego, a quien hoy debe
España el polo en que su fe se mueve.
No
menos mariano que Lope, TIRSO DE MOLINA (1584-1648) dejó significados pasajes
de exquisita elevación en su comedia La
Dama del Olivar; he aquí un botón de muestra:
La
imagen que España goza
a
su Apóstol por lo menos
mostró
sus ojos serenos
dando
vida a Zaragoza
y
renombre a su Pilar…
En un
rango mucho más modesto, la poesía pilarista no abdica. El P. AGUSTÍN MORETO,
en colaboración con VILLAVICIOSA y MATOS, compuso una comedia de inspiración
pilarista. JUAN NADAL o VICENTE SÁNCHEZ Y DE BONDÍA, fueron autores de
composiciones pilaristas muy celebradas en su día. Los panegiristas de la Virgen , FRAY VALERO
NAVARRO, FRAY ANTONIO IRIBARREN o FRAY ANDRÉS HORTIGAS, por citar algunos de
ellos, degradarían la lírica en los terrenos de la declamación oratoria
enfática y afectada. La nómina de nombres no termina aquí, pero pondremos punto
y final para no rebasar el espacio que un artículo de esta naturaleza debe
ocupar.
José Antonio Bielsa Arbiol
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