por Luís B. de PortoCavallo
Leyendo el Programa de VOX
“Hacer
España grande otra vez”, 2015, nos encontramos con 500 puntos, en 86
págs.,
[http://www.voxespana.es/wp-content/uploads/2015/12/Programa-electoral-VOX-26-J.pdf
], infumable, por cierto —como todos los programas políticos, hechos más para
aparentar que para otra cosa—.
Como un programa con 500 puntos, con gráficos y anotaciones
numéricas, no era práctico, para el evento en Vista Alegre, el 7 de octubre de
2018, presentan un mini programa más asequible, con lo que denominan 100
medidas urgentes de VOX para España,
“100
medidas para la España
viva”, de 25 págs.
y una sinopsis “Un mismo programa en toda España”
[ https://www.voxespana.es/programa-vox-espana
], reducido a 10 puntitos de tipo propagandístico, todavía más simple «atendiendo a los problemas que más preocupan a los españoles: la unidad
de España, la destrucción de clase media, los elevados impuestos, la seguridad
de nuestras fronteras y el recorte de las libertades» (según su página web), que es el que ha circulado
por internet.
Hasta aquí, algunos de estos planteamientos, son simples,
más o menos asépticos y muchos de sentido común. Sin apasionamientos
ideológicos, igual que plantearon los marxistas de Podemos en su momento, con
algunas cuestiones absolutamente neutras asumibles, como: privilegios de los
cargos políticos, corrupción, demencial rescate de la banca, justicia social,
control y auditorías de las instituciones, “administración paralela”, empresas
públicas y organismos … (otras por supuesto son absolutamente
inaceptables).
La cuestión no son los problemas que se plantean, sino cómo
se plantean y cuál es la solución propuesta.
Las falacias no
se mantienen por el error puro, que reduce al absurdo, sino porque da
apariencia de argumento que parece válido, en virtud de las verdades que
contenga. Se perpetran, intencionadamente, para persuadir o manipular aprovechando
el descuido, desesperación o ignorancia de los demás. Las falacias pueden ser
muy sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner mucha atención para
detectarlas. Como Plinio Correa
apuntaba, «la contra
revolución no es una revolución de sentido contrario».
En los programas de VOX,
uno puede percatarse de que sus fundamentos no están basados, en absoluto, en fundamento
tradicional alguno. Más bien pertenece a esa corriente ultra liberal, de origen
protestante (aunque sin posicionamiento religioso real alguno). Ni siquiera es
liberal conservador en estricto sentido clásico.
Todo documento de VOX
comienza con un reconocimiento del sistema que, dice, quiere corregir y su hilo
conductor es un nacionalismo exacerbado. Conviene recordar que el nacionalismo,
en sí mismo, es perverso. No es patriotismo, aunque se enmascara de él. El
nacionalismo es al patriotismo lo que la tiranía a la monarquía, o la oligarquía
a la aristocracia, una degeneración y cuyo origen se encuentra en las reformas
protestantes y su expansión en las revoluciones inglesa, estadounidense y
francesa. Hasta las revoluciones comunistas (léase soviética, china, cubana …),
internacionalistas en principio, cayeron en el pecado del nacionalismo.
Otro punto que traspira es su liberalismo económico, del
tipo Milton Friedman, fundador de la Escuela Economicista
de Chicago, cuya aplicación política se puso de moda en los años 80 … y todavía
estamos pagando sus nefastas consecuencias. Como decía Eugenio d´Ors “los experimentos en casa y con gaseosa”, que el champán caro
derramado, lo pagamos los demás.
¿Cuál ha sido la
clave de su momentáneo éxito? Su éxito estriba en haber sabido aprovechar
la oportunidad y haber sabido llegar, por medio de una machacona campaña
indirecta en internet, especialmente dirigida a los teléfonos móviles
(celulares que llaman otros) a esa gran masa que están “jartos” a más no poder de tanta tontería política, tanta tomadura
de pelo y tanta “pasta” perdida.
Vamos, lo que técnicamente se denomina campaña de marketing (es decir, de
ventas). Sus propuestas no son más que tópicos de quejas, políticamente
incorrectas, de la barra del bar de la esquina, elevadas a programa político.
Lo que en sí mismo no está mal, es el sentir del pueblo llano que está “hasta
las narices”. Se han sabido presentar, atractivamente, como “la resistencia”.
Sin embargo, sobre cuestiones morales fundamentales, ni las
tocan, ni quieren tocarlas, no se vayan a “contaminar”.
¿Qué ha ocurrido en
Andalucía? Que esa campaña constante, y no solo en elecciones, sembrada y
abonada, ha comenzado a dar sus frutos entre la gran masa de decepcionados del
sistema y su corrupta oligarquía de partidos, que se fían más del mensaje del
amigo, familiar o conocido, que de la manipulada, corrupta y vendida a unos u
otros, prensa oficial “creadora de
opiniones y tendencias”, que no suele dar ni una porque es artificial, lo
cuál es absolutamente lógico.
Pero llegado el primer momento de sacar pecho, la jugada de
enroque, que les acaba de hacer el PP, con el “papel mojado” del documento de acuerdo, ha
sido magnífica para el PP y para el segundo en la sombra con muchas ambiciones
de medrar.
“Dame el gobierno que
luego ya hablaremos”, como dicen por mi tierra, “que ya si eso … pues eso”
… en un sistema, además, donde prima el gobierno sobre el legislativo, es
decir, “el reglamento sobre la ley” (como decía García de Enterría). ¿Qué les hace pensar que, si no han hablado
ahora que los necesitaban, lo van a hacer después?, cuando de todos es sabido
que en determinadas políticas “progres” sus votos no van a ser necesarios.
La trampa es que, cediendo,
cambiará el gobierno en Andalucía, sí, pero no las políticas “progres”, por lo
que se ve, cambiaran los nombres en los sillones, pero no los chiringuitos. La
prueba, la trampa, que les han puesto, y en la que desde luego han picado, no
es inicua, el sistema sabe que ceder es estar ya vencidos, que su supervivencia
está en juego y se irán desinflando, ya que su pretendida fuerza estribaba en
la convicción de sus votantes de que lo que afirman, proponen y defienden, lo
llevarían hasta sus últimas consecuencias, hasta el final, como los últimos de
Filipinas (o eso vendían).
Pues ahora sus
votantes, los desengañados del sistema, que habían puesto en ellos sus
esperanzas, se encuentran que, a primeras de cambio, han cedido, cayendo en la
trampa, en la tentación que el sistema les ha puesto, forzándoles a decidir una
investidura perversa bajo la premisa de “que
viene el lobo” (“la loba” del
PSOE en este caso). “Las prisas no son
buenas pa´ na´ ”. Si el PSOE ha estado gobernando 36 años, no iba de
unos meses.
Estratégicamente, el no haber cedido, y provocar nuevas
elecciones, hubiera supuesto una tremenda demostración de fuerza, ya que PP y
Cs ansiaban desesperadamente los sillones,
al mismo tiempo que la oportunidad, como prueba de fuego, en mayo, junto
con el conjunto de España, que de este modo PP, Cs, PSOE y nacionalistas
asustados, han logrado que así se diluya.
Ya hay decepcionados de entre la masa de decepcionados que en las últimas elecciones de Andalucía han
votado a VOX, pensando que era “la
resistencia” a todo lo que el demencial sistema representa y está imponiendo.
La suspirada “resistencia”, que aparentemente era “la fuerza” de VOX, NO HA RESISTIDO el primer embate, lo
que les puede costar muy caro. Para hacer las políticas del PP y de Cs
ya están ellos. Para ese viaje no hacían falta estas alforjas.
Mi más sincero pésame a quienes ponen sus esperanzas en
ídolos de barro.
Sevilla, enero de 2019
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