GUERRA Y PAZ


Myriam González de Aguilar

El valor educativo de la guerra no se ha puesto jamás en duda.

No hay nada mejor que la purificación del alma del hombre como el dolor ya sea físico o moral porque nos señala las cosas que nos pondrían en peligro y que debemos evitar, esto mismo se puede aplicar a escala mayor a todos los hombres con la guerra.

Todas las guerras y luchas que han existido desde el pecado de nuestros primeros padres han servido para purificar y limpiar a las naciones y a los pueblos, sus costumbres, sus intenciones, sus leyes y religiones quedan reformadas además de la purificación, la guerra da otro fruto y es la paz. 

Sí, y aunque parezca mentira no es lo mismo la paz de la posguerra que la paz antes de la guerra. La paz de la posguerra es sincera viene de lo más hondo de cada persona y de cada pueblo, pero la paz anterior a la guerra no tiene un fondo de verdad si no que es guerra fría o sea de apariencia.


El texto que antecede a este son palabras sacadas del diario de una jovencísima sevillana, carlista, margarita entusiasta, alumna del colegio del Sagrado Corazón de la capital hispalense que gustaba decorar sus cuadernos con motivos carlistas: cruces de San Andrés, margaritas, ...
Muy deportista y siempre jovial, Myriam González de Aguilar, hija de Antonio y Sofía, los dos carlistas, nació en Sevilla en 1955 y murió de una enfermedad grave a los 16 años en 1971.

A su corta edad dejó esta reflexión que no es otra cosa que la expresión de la sabiduría de la Tradición.

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