Parece
que la propaganda mundialista pro-yanki está de acuerdo: Rusia y
China son un grave peligro para la seguridad y la privacidad. Estamos
más que hartos de escuchar, leer y soportar los mismos avisos de
seguridad: “Putin” es el mismísimo Satanás con rabo, los chinos
no son demócratas (aunque sí capitalistas) y no defienden los
“derechos humanos”. Lo rusos nos espían, los chinos nos espían,
sólo los yankis nos salvan de la barbarie extra-occidental.
Por
algún tipo de extraña racionalización, los políticos españoles
consideran que es una buena idea tener como aliados a los pueblos
anglosajones, ya sean yankis, ya britanos, puesto que son el
referente de la democracia, la libertad y los derechos humanos así
como representantes de la máxima cúspide de la civilización
occidental (si eso existe) y, por supuesto, consideran que España no
puede ser otra cosa que un apéndice de la ideología anglosajona,
herético-protestante y liberal dominante (¡por fin somos
“uropeos”!).
Por
algún tipo de extraña racionalización los políticos españoles
piensan que podemos fiarnos de la amistad de los EE.UU., los mismos
que hundieron un barco propio para quitarnos Cuba y Filipinas, o de
la amistad con la “pérfida Albión”, la misma que mantiene una
colonia llamada Gibraltar en territorio nacional durante los últimos
tres siglos y se ríen de nosotros y nos desprecian públicamente
cada vez que hacemos una intentona de recuperar lo que es nuestro.
Por
alguna extraña razón, una gran mayoría de españoles piensan que
tanto yankis como ingleses son amigos de fiar y no van a jugar sucio
con un aliado. Como si no lo hubieran hecho en el pasado. Lo hicieron
en el pasado, y en el presente continúan haciéndolo. Y es que
nuestros tan queridos amigos y aliados nos espían.
Los
“Cinco Ojos”, una organización que poca gente conoce, aunque
existen bastantes referencias sobre ella en la red, está formada por
los cinco servicios de inteligencia de las cinco naciones
anglosajonas: EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda
y se constituyó al finalizar la segunda guerra mundial con la
finalidad de intercambiar información entre estas cinco naciones. Ha
habido intentos en el pasado de introducir a otras naciones aliadas
como Francia o Alemania pero siempre han fracasado porque los Cinco
Ojos es un club muy exclusivo: solo se admiten WASP, blancos,
anglosajones y protestantes.
Así
que no deja de ser gracioso que la propaganda pro-yanki acuse a los
rusos y chinos de espionaje cuando estos WASP espían a todo lo que
se menea. Espían a amigos y enemigos y lo hacen informáticamente. Y
es que si algo tiene la red de redes es que es un invento yanki,
concretamente del pentágono, como instrumento militar en caso de
guerra nuclear con la extinta URSS. No sólo la red es yanki, también
lo es toda la tecnología que usamos relativa a las
telecomunicaciones. Por tanto, quien inventa una cosa, sabe su truco
y se reserva “puertas traseras”. De esta manera, los Cinco Ojos
son capaces de infiltrarse en los servidores de defensa o
inteligencia de cualquier nación, incluida España, para acceder a
todos sus secretos. No importa lo que hagas, si estás conectado,
eres objeto del espionaje de los Cinco Ojos.
Es
verdad que algunos países lo ponen más fácil que otros. Por
ejemplo, al gobierno progre-podemita del sociata Sánchez no se le ha
ocurrido otra cosa que poner a la venta (privatizar lo llaman ellos
aunque esto case muy mal con el socialismo) Hispasat, la única
empresa que controla los únicos satélites militares españoles de
defensa (Hisdesat) que poseemos. Pero bueno, esta es otra de los
progres que quieren acabar con la propiedad privada e instaurar el
paraíso comunista, y a la que te descuidas te privatizan los
satélites de defensa como cualquier neoliberal de tres al cuarto. No
pidamos coherencia a los progres.
Aunque
otras naciones lo ponen más duro. Y de ahí las continuas
acusaciones de espionaje a los chinos de la propaganda yanki y el
controvertido caso “Huawei”. Y es que parece ser que el reciente
“affaire” entre el gobierno yanki y Huawei está íntimamente
relacionado con el espionaje que indiscriminadamente llevan a cabo
los Cinco Ojos.
Porque,
la verdad, esto de las tecnologías, tiene tela... Parece que los
chinos no están muy contentos con que se les espíe, algo bastante
comprensible, y se han puesto manos a la obra (que es mucha porque
son muchos chinos). Así que como la China de Mao ya no es lo que era
sino que actualmente, al menos económica y tecnológicamente (quizá
también militarmente), ya puede tratar de tú a tú a los yankis, se
ha puesto a inventar una nueva red 5G (nos sonará por los móviles)
que esté libre de las sucias zarpas de los Cinco Ojos. Y como el que
inventa, lo hace a su gusto, parece ser que los routeres de esta
nueva red de telecomunicaciones 5G no van a ser compatibles con la
tecnología yanki previamente inventada o, mejor dicho, las claves
del sistema informático ya no estarán en sus manos, o sea, que nada
de “puertas traseras”, o sea, que se acabó lo que se daba.
Y,
por supuesto, sólo para chinchar al yanki, los chinos de Huawei se
han puesto a ofrecer por todo el mundo la instalación de su nueva
tecnología de redes inalámbricas 5G. ¡Hay que ver cómo se ha
puesto el Trump con los chinos! Que si los chinos son malos, que si
no son demócratas, que si no respetan los derechos humanos, que si
nos espían a todos... Y por supuesto, las presiones internacionales
por parte del gobierno yanki hacia Huawei y hacia otros países para
que no instalen la nueva tecnología china no se han hecho esperar.
Detienen por espionaje a la vicepresidenta de Huawei que pasaba por
el Canadá, los chinos no se cortan y responden deteniendo a no sé
cuántos yankis que están en China, el Trump que si vamos a freir a
impuestos a todo el comercio chino, la China que amenaza con vender
de golpe todas sus reservas de dólares americanos provocando un caos
económico del carajo... Vamos, ¡la mundial!
Y
en eso estamos señores... ¿Quiénes quieren que les espíen, los
yankis o los chinos? Por desgracia, nuestro gobierno lleva años sin
hacer nada por evitarlo. Sólo vende nuestros satélites militares de
defensa.
Rubén
Valero
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