El pasado 27 de febrero se cumplía el 55
aniversario del fallecimiento de los fundadores de la Hermandad Obrera de
Acción Católica (HOAC), un
movimiento especializado de la evangelización del mundo obrero y del trabajo,
Guillermo Rovirosa y el sacerdote Tomás Malagón.
Con motivo del 50 aniversario de este mismo
hecho, aparecía un artículo en la web www.infovaticana.com un artículo con fecha 24 de febrero
de 2015 que llevaba por título: “La HOAC es un cadáver que cuanto antes lo entierren, mejor”, en el que se hacía referencia a este movimiento
en la actualidad como un grupo irrelevante que tiene que hacerse
notar para no pasar inadvertido, ya que al no haber una situación “opresora” como en épocas anteriores, no hay tampoco la más mínima
conciencia de clase, cosa que están comprobando los sindicatos, que ven cómo su
afiliación se derrumba.
La verdad es que el autor del artículo
tenía más razón que un santo, un cadáver que apenas unos cuantos nostálgicos
pasean por ahí como Juana la Loca a Felipe el Hermoso por los campos de España.
Este movimiento ha fracasado y es hora ya de enterrarlo. Y no se iba a enterar
nadie del sepelio. Acabemos pues con esa ficción sin sentido que no mueve ni
interesa a nadie, y que se muere sola porque no tiene relevo.
¡Extiendan de
una vez el certificado de defunción de la HOAC!
El Aragonés Audaz
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