Leo en Heraldo de Aragón que "dos auxiliares del Hospital Provincial han sido agredidas en la noche de este domingo pasado por integrantes de una familia que tiene allí ingresado a uno de sus miembros. Al parecer, estas personas respondieron con puñetazos y patadas cuando las trabajadoras les dijeron que no podían estar ocupando el pasillo con sus enseres al ver que el grupo, compuesto por unas 14 personas, se disponían a pasar la noche allí incluso con niños".
La Policía Nacional, después de presentarse, procedió a la detención de una mujer por lesiones y atentado a la autoridad.
Hasta aquí otra noticia más de violencia de las que nos sumen en un clima de crispación y confusión de los roles que cada persona corresponde en la sociedad, con lectura entre líneas, a saber:
En la descripción de los hechos el lector avisado habrá percibido que el grupo de personas que pretendía invadir los pasillos del Centro Hospitalario tienen toda la pinta de pertenecer a la etnia gitana, cosa que no se atreven ni a mencionar no sea que se les acuse de odio racial; la persona detenida es una mujer que antes de ser trasladada a dependencias policiales pidió atención médica por unas supuestas lesiones; ... y es que es mujer, ... y de etnia gitana, y eso, en los parámetros a que nos tienen acostumbrados ya a manejar desde los medios de comunicación, al parecer significa INTOCABLE y ¡claro, pasa lo que pasa!
Fermín Uriz
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