Comentario sobre el libro del Padre Javier Luzón Peña: “Las seis puertas del enemigo. Experiencias de un exorcista.”
En el combate
espiritual que llevamos los cristianos, puede ocurrir que no
terminamos de romper con algunos pecados. Podemos confesarnos bien,
perseverar en la oración y los sacramentos, esforzarnos con una
ascesis adecuada... y otra vez los mismos pecados. Después pueden
venir las tentaciones de desesperanza y confusión: “... que
soy una calamidad, tal vez no me he confesado bien, que
desastre...”
Lo primero que hay que
hacer es no caer nunca en el pecado que llevó a Judas a la
condenación eterna: La desesperanza.
Lo segundo levantarse,
confesarse y buscar aquellos
puntos flacos de nuestra estructura humana física, psicológica o
espiritual por los cuales se nos pueden colar los demonios y los
demás enemigos del alma.
Quiero señalar aquí
cómo nos pueden afectar las heridas o ataduras de tipo espiritual
que hemos podido contraer por herencia genética, o en nuestra etapa
de vida en el seno materno, desde la concepción hasta el nacimiento.
Pues bien, para crecer
en la vida espiritual además de otras cosas es necesario, sanar
dichas heridas y ataduras que hemos contraído por estas vías.
De todo esto habla
muy bien el libro escrito por el Padre Javier Luzón Peña que fue
exorcista de la diócesis de Madrid. Es un libro, breve, sencillo y
práctico, con algunas oraciones de sanación y liberación. También
se explica en este libro cómo ciertas prácticas que hoy en día
realizan algunas personas en la sociedad como el yoga, el zen, el
reiki, el budismo ect... son prácticas radical y absolutamente
anticristianas. El cristianismo es absolutamente incompatible con
estas prácticas que además abren la puerta a los demonios. Hay que
tener siempre en cuenta que los demonios para engañar y embaucar se
pueden presentar con aspecto bueno o con ejercicios que en principio
no son malos en sí mismos. Pero eso es para engañar. Hay que
apartarse radicalmente de todas estas peligrosas prácticas.
Alfredo de María
Comentarios