EL TEOREMA DE IMPOSIBILIDAD DE ARROW: LAS CONDUCTAS MULTIMODALES Y EL MANEJO DE LA AGENDA EN LOS PROCESOS ELECTORALES
En teoría de la decisión, el “teorema
de imposibilidad de ARROW” o de “intransitividad
de las preferencias sociales” establece que cuando los votantes tienen tres
o más alternativas, no es posible diseñar un sistema de votación que permita reflejar las
preferencias de los individuos en una preferencia global de la comunidad, de
modo que al mismo tiempo se cumplan ciertos criterios de racionalidad. Este
teorema fue dado a conocer y demostrado por primera vez por el Premio Nobel de Economía (1972) Kenneth ARROW
en su tesis doctoral “Social choice and individual values”, y popularizado en su libro del
mismo nombre editado en 1951. El artículo original, “A Difficulty in the
Concept of Social Welfare”,
fue publicado en The Journal of Political Economy, en agosto de 1950.
El teorema de imposibilidad de
ARROW parte de establecer que una sociedad
necesita acordar un orden de preferencia
entre diferentes opciones o situaciones sociales. Cada individuo
en la sociedad tiene su propio orden de preferencia personal y el problema es
encontrar un mecanismo general (una “regla de elección social”) que
transforme el conjunto de los órdenes de preferencia individuales en un orden
de preferencia para toda la sociedad, el cual debe satisfacer varias
propiedades deseables:
·
Dominio no restringido o universalidad: la “regla de elección social” debería
crear un orden completo por cada posible conjunto de órdenes de preferencia
individuales (el resultado del voto debería poder ordenar entre sí todas las
preferencias y el mecanismo de votación debería poder procesar todos los
conjuntos posibles de preferencias de los votantes).
·
No imposición o criterio de PARETO débil: si A resulta socialmente preferido a B, debe existir
al menos un individuo para el cual A sea preferido a B. Esto implica que la
regla no va contra el criterio de unanimidad.
·
Ausencia de “dictadura”: la “regla de elección social” no
debería limitarse a seguir el orden de preferencia de un único individuo
ignorando a los demás.
·
Asociación positiva de los valores individuales y
sociales o “monotonía”: si un individuo modifica su orden de preferencia al
promover una cierta opción, el orden de preferencia de la sociedad debe
responder promoviendo esa misma opción o, a lo sumo, sin cambiarla, pero nunca
degradándola.
·
Independencia de las alternativas
irrelevantes: si restringimos nuestra atención a un subconjunto de opciones y les
aplicamos la “regla de elección social” a ellas solas, entonces el
resultado debiera ser compatible con el correspondiente para el conjunto de
opciones completo. Los cambios en la forma que un individuo ordene las
alternativas “irrelevantes” (es
decir, las que no pertenecen al subconjunto) no debieran tener impacto en el
ordenamiento que haga la sociedad del subconjunto “relevante”.
El teorema de ARROW dice que si el cuerpo que toma las decisiones
tiene al menos dos integrantes y al menos tres opciones entre las que debe
decidir, entonces es imposible diseñar una regla de elección social que
satisfaga simultáneamente todas estas condiciones. Formalmente, el conjunto de
reglas de decisión que satisfacen los criterios requeridos resulta vacío.
En este contexto, las investigaciones
más recientes señalan la importancia que tiene el manejo de la agenda
pública en las decisiones colectivas. Si alguno de los votantes o más bien
una agrupación de ellos tiene la posibilidad de decidir el orden de
planteamiento de las elecciones en torno a diversas alternativas, puede estar
en condiciones de determinar la suerte de las mismas, es decir, podría conducir
todo el proceso de elección hacia el resultado deseado por él.Los estudiosos de este dilema
clásico sabrán que suele apuntarse como precedente histórico a la conocida como
“paradoja de CONDORCET”. En lo que
ahora nos interesa, podemos resumir este otro resultado en los siguientes
términos: “los votantes que son capaces
de reducir el conjunto de alternativas disponibles se encuentran, de hecho, en
condiciones de determinar el resultado de la elección”. CONDORCET fue un
conspicuo girondino (de centro-derecha,
diríamos hoy), ardoroso revolucionario y firme partidario de la República , de una
reconstrucción racionalista de la sociedad, votando en contra de la ejecución
del rey LUIS XVI por ser contrario a la pena de muerte. Se cumplió el triste
adagio de que “la Revolución devora a sus
propios hijos” y, al haberse opuesto a los proyectos constitucionales
jacobinos, fue condenado por traición. Habiendo conseguido los jacobinos el
control de la Asamblea ,
con fecha 3 de octubre de 1793 se dictó una orden de arresto y CONDORCET, tras
ocultarse por espacio de varios meses en casa de una benefactora, donde escribió su Esbozo
para un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano, abandonó su refugio tratando de huir de
París, siendo finalmente arrestado el 27 de marzo de 1794. Fue hallado muerto
en su celda dos días más tarde, víctima de un edema popular.
Tratemos
de explicar el fenómeno al que nos estamos refiriendo a través de un ejemplo
sencillo. Supongamos que el cuerpo electoral está compuesto por tres votantes,
o mejor por tres tipos de votantes: X,
Y, Z. Estos votantes deben optar por una de las tres posibles
alternativas: A, B y C. Imaginemos ahora que los votantes tienen un orden de
preferencias entre las alternativas disponibles: Votantes X:
1º A, 2º B y 3º C; Votantes Y: 1º B, 2º C y 3º A; Votantes Z: 1º
C, 2º B y 3º A. Partiendo de estas premisas podemos
configurar la siguiente matriz de resultados:
Si el
procedimiento de votación adoptado en las elecciones es por pares de
alternativas, comparando por pares y utilizando el signo > la alternativa
ganadora, se obtiene:
-
(A; B): B
> A (B gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, Y y Z).
-
(B; C): B
> C (B gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, X e Y).
-
(A; C): C
> A (C gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, Y y Z).
El orden de preferencias resultantes
es, pues:
B > A > C
debiendo verificarse el cumplimiento del principio de transitividad, por el cual si B es preferido a C y C es preferido a A, lo que hemos visto que también se
cumple.
Supongamos ahora que los votantes de
tipo C se deslizan más o menos insensiblemente hacia posturas “extremistas”. Es lo que se conoce como
conducta “multimodal”. La moda, en estadística, viene dada por el
valor máximo en la distribución de frecuencias. Una conducta multimodal implica la existencia de
varios valores máximos en la distribución de frecuencias. La matriz de
resultados sería ahora la siguiente:
Comparando entre alternativas, se obtiene los
siguientes resultados:
-
(A; B): A
> B (A gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, X y Z).
-
(B; C): B
> C (B gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, X e Y).
-
(C; A): C
> A (C gana por 2 a
1, por contar con el voto preferido de dos grupos de votantes, Y y Z).
Es entonces cuando se plantea el
dilema:
1) Si comparamos primero (A; B), gana
A; luego comparando (B; C) gana C; por carácter transitivo debería cumplirse que A > C, y sin embargo en la
tabla de resultados se observa que C > A.
2) Si, en cambio, iniciamos el proceso
con la comparación (B; C), gana B; luego comparando (C; A) gana C; por carácter
transitivo debería cumplirse que B
> A, y sin embargo en la tabla de resultados se observa que A > B.
3) Finalmente, si comparamos en primer
lugar (A; C), gana C; luego comparando (B; C), gana B; por carácter transitivo debería cumplirse que B >
A, y sin embargo en la tabla de resultados se observa que A > B.
En función, pues, de la alternativa
por la que se comienza el cómputo de votos, se llegará a un resultado
diferente. Estamos ante un problema de “circularidad”
del resultado o incluso de un eventual resultado aleatorio, que no permite
identificar las preferencias reveladas del cuerpo electoral a partir de la
agregación de las preferencias de los diversos grupos de votantes.
Amigo lector: piensa en lo que
sucedió en los anteriores comicios, allá por el año 2015. En las investiduras
fallidas a nivel nacional, y en las sucesivas maniobras del Doctor Sánchez que
culminaron con su investidura, aupado por aquellos con los que había asegurado
que jamás cerraría un trato, cuando fue defenestrado de su propio partido y
tenía que buscar la manera de volver a darle la vuelta a la tortilla. Piensa en
las maniobras análogas que presenciamos para la formación de gobiernos
autonómicos y de consistorios. No te costará recordar lo que sucedía hace pocos
días, cuando al presentar las candidaturas al tiempo que se entronizaba a José
María Marco como cabeza de lista para el Senado por VOX se descabalgaba a Fernando de Paz como candidato al Congreso
por Albacete. ¿Te das cuenta ahora de que lo realmente decisivo es el control
de la agenda?
¿Por qué te cuento estas cosas? No es
por cinismo, ni siquiera es por despacharme a gusto con los políticos. Créeme,
en el fondo es un gesto de amistad y, sobre todo, de saber reconocer y valorar
la buena fe de mucha gente. Dentro de poco, habrá elecciones, varios procesos
en ciernes nos acechan. Puedes ir a votar por quien consideres oportuno en
conciencia, o puedes abstenerte, por motivos de conciencia igualmente
respetables. Sólo te digo que no te agobies, que no sufras y que no albergues
vanas esperanzas. Con tu voto y con el de muchos otros, unos cuantos
desaprensivos harán… maravillas. Así
que el resultado de las próximas elecciones, sin dejar de ser importante, no es
decisivo de cara a lo que de verdad importa. Los graves problemas que amenazan
a España no se van a solucionar en función del resultado de las elecciones; y
lo mismo se puede decir del ayuntamiento de la ciudad en la que vives o de la
comunidad autónoma a la que pertenece. Eso no quiere decir que no puedas hacer
mucho por tu país, por tu tierra, por la comunidad en la que estás enraizado
vitalmente. Puedes y debes trabajar de firme por el bien común, pero trabajar
de verdad, no tratando de salir del paso con el burdo expediente de cruzar tu
apuesta en las próximas elecciones.
JAVIER ALONSO DIÉGUEZ
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