ANTES
DESPUÉS
Estos
palos hacían muchas aspas por las vigas, y cada tercio de aspa o
palo tenía cinco cabezas ensartadas por las sienes. Andrés
de Tapia, que me lo dijo, y Gonzalo de Umbría las contaron un
día, y hallaron ciento treinta y seis mil calaveras
en
las vigas y gradas.
(Francisco
López de Gómara, La historia de las Indias y conquista de México,
1552.)
Cuando
Alvarado llegó a estas aldeas, encontró que habían sido
abandonadas ese mismo día, y vio en los indicios [templos o
pirámides] los cuerpos de hombres y niños que habían sido
sacrificados, los muros y altares todos salpicados de sangre, y los
corazones de las víctimas expuestos ante los ídolos. También
encontró las piedras sobre las que se habían abierto sus pechos
para arrancar sus corazones.
Alvarado
nos dijo que los cadáveres no tenían brazos ni piernas, y que
algunos indios le habían dicho que éstos habían sido llevados para
ser comidos. Nuestros soldados estaban muy impresionados por tanta
crueldad. “No diré más acerca de estos sacrificios, ya que los
hemos encontrado en cada ciudad a la que hemos llegado”.
(Bernal
Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva
España, 1575.)
De
nada México, Nueva España (aun estamos esperando vuestro
agradecimiento por salvaros del salvajismo, la tiranía y el
canibalismo además de traeros el Evangelio y la civilización).
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