DOS DE MAYO

Aniversario del Alzamiento de Madrid contra Napoleón


Tal día como hoy, pero de 1808, el genio español se levantaba en armas contra los perniciosos principios de la Ilustración y de la Revolución masónica de 1789 encarnados en el invasor francés.  

Más de doscientos años más tarde, España sigue dependiendo única y exclusivamente de sí misma. Hoy como ayer, somos los españoles los que tenemos que pelear si no queremos desaparecer como nación.

Los hechos acaecidos son una muestra de lo que un puñado de españoles de a pie, apenas armados, puede hacer cuando descubren una unidad de destino en lo universal...

Ni Napoleón, ni el mejor y más moderno Ejército del mundo, puede contener a los hombres que, unidos por los principios de Patria y Religión, defienden la tierra que Dios les dio en suerte.

Recordemos hoy a héroes como los capitanes Daoiz y Velarde, al alcalde de Móstoles —D. Andrés Torrejón—, o a una sencilla costurera de 16 años como Manuela Malasaña. Recordémoslo antes de que esa gentuza roja y antiespañola que hoy gobierna Madrid, Zaragoza o Barcelona, decida quitarles las calles. 

Los liberales quieren hacernos ver que el suceso del 2 de mayo de 1808 fue una gesta revolucionaria y democrática. ¡Nada más lejos! El pueblo se levantó en armas por su Dios, por su España y por su Rey, contra la Convención Nacional y la Modernidad.

El 2 de mayo de 1808 es, pues, una fecha para recordar, para conmemorar, para que nos sirva de inspiración en la lucha frente al enemigo de allí y al traidor de aquí. Tengamos siempre muy presente como pueblo que somos, que ellos, los poderosos, los de la alta política, los del IBEX no necesitan tener patria. Nosotros, sí. España es nuestra y, hoy más que nunca, es nuestro deber defenderla de los asaltos del enemigo, tanto interior como exterior. En 1808, la masonería internacional, asentada principalmente en Francia e Inglaterra, intentó, sin éxito, introducir en la católica España los principios subversivos y luciferinos de la Ilustración. Hoy, doscientos años más tarde, el Enemigo de las almas sigue buscando vengarse por los incontables bienes espirituales que la fe de España dio al mundo y, por ello quiere a toda costa, y con más furia que nunca, la ruina de España y su desaparición como pueblo y como nación. En ese sentido se entiende que la Santísima Virgen María le insistiera a San Antonio María Claret que tan sólo en el Santo Rosario, el arma más potente contra las potencias infernales, esté cifrada la salvación de nuestra Patria. El remedio de España no pasa hoy por la dictadura de la partitocracia del 78, sino en recuperar la Fe que un día definió la vocación universal y la identidad de nuestra estirpe. Recordémoslo: ¡España será católica o no será!

Por eso, gritemos hoy y siempre: ¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Contrarrevolución!

Comentarios