Desde el Instituto Aragonés de la Mujer, según información de Europa Press, se lanza una campaña para animar a los hombres a luchar contra la desigualdad de género con el lema: "que la igualdad no sea un disfraz".
Como siempre, perdón por la expresión, meando fuera de tiesto: lo que es un mero disfraz es la lucha por la igualdad sencillamente porque es imposible. De entrada mujeres y hombres somos distintos (gracias a Dios que sabe muy bien cómo hacer las cosas) y la igualdad no se va a conseguir por el intercambio de roles como propugna la campaña ¿Eso cómo se hace? ¿Jugar a papás y a mamás, el hombre hace de mamá y viceversa? ¿La mujer va a trabajar, arregla el enchufe y se va con las amigotas al bar y el hombre pare, hace la cena y toma te con pastas con los amiguitos?
Las cuestiones de régimen interno doméstico son accesorias y dependerán de la habilidad y disponibilidad de cada una de las personas que conforman la familia.
No se trata de lograr una igualdad imposible, no creo que quieran esa quimera, de lo que aquí se trata es, en primer lugar de la desestabilización que supone para las familias que, hasta no hace mucho, se consideraban normales y en segundo lugar encontramos la clave en el siguiente párrafo que extraigo de la noticia publicada en Europa Press:
«Esta campaña está sufragada con fondos del Pacto de Estado en materia de Violencia de Género»
Y ese es el quid de la cuestión, el vil metal siempre por en medio, además de avanzar en la hoja de ruta de la globalización.
Fermín Uriz
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