Hacia 1900,
si a un estudiante español de Derecho romano se le preguntase sobre qué autor
pergeñaba sus apuntes, la respuesta más probable hubiera sido: “Julián Pastor y
Alvira”. Este prominente jurista, fallecido en Madrid el 3 de octubre de 1893, fue
enterrado en el Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena.
Aunque hoy apenas se le recuerde y sus
libros no aguarden sino en los depósitos de las bibliotecas, esperando a que
algún interesado dé con ellos, lo cierto es que la obra de este autor ha sido
desplazada de la especialidad por otros textos más recientes, más próximos al
sentir de la modernidad, ávida de libros recién impresos, de urgente novedad.
Pero antes de hundirse
en semejante olvido, Julián Pastor y Alvira gozó de un prestigio póstumo de al
menos cuatro décadas. Para hacerse una idea de la imagen que se tenía de su
figura, basta con leer el artículo que la Enciclopedia Espasa de
comienzos del pasado siglo le dedica (vol. XLII, Barcelona, 1920, p. 659): se
citan, con desigual precisión, algunos datos afines a su labor docente,
enumerándose una lista de obras; se menciona su lugar de fallecimiento, pero se
ignora el de nacimiento; prevalecen, de manera soterrada, algunas lagunas: sí, la
obra Pastor y Alvira gozaba hacia 1920 de cierta resonancia, pero su autor era
realmente un desconocido. ¿Quién era este jurista?
Julián Pastor y Alvira
nació en Calanda, el 27 de enero de 1820; costumbre habitual entonces, fue
bautizado en la iglesia parroquial al día siguiente. De su infancia poco
podemos apuntar: su destino sería Zaragoza, donde durante tres años estudiará
humanidades y latín en el colegio de las Escuelas Pías; esta formación primera
se complementaría con otros tres años de estudios de Filosofía en el Seminario
de San Valero. Pero sus estudios definitivos los hará en Madrid: siete cursos
de Jurisprudencia en la
Universidad Central , culminados con el grado de licenciado,
que le fue otorgado el 19 de agosto de 1843.
No nos detendremos tanto
en su discurrir académico (brillante aunque intercambiable como el de tantos
altos funcionarios aplicados) como en su labor de escritor, que lo diferencia
singularmente de la legión de juristas y catedráticos. Mas antes de pasar
a comentar las obras, de su biografía académica bien merecerían citarse los
siguientes momentos: nombrado doctor en Derecho en 1853, trabajará en varias
cátedras como interino hasta 1856; al año siguiente ganará por oposición la
cátedra de Derecho romano de la
Universidad de Zaragoza, pasando con el tiempo a explicar
esta misma asignatura en la Universidad Central de Madrid. Entre medias, al
fin, abordará la escritura, firmando manuales, recopilaciones, tratados y
discursos, uno de ellos tan significativo como el "Discurso de apertura de
la Universidad
de Zaragoza en el año de 1866
a 1867".
De entre sus libros,
mención especial merece la Historia del Derecho Romano, prodigio de
síntesis y claridad discursiva, dominada por una prosa espléndida.
La Historia aparece
dispuesta en dos partes, una primera centrada en “El derecho exclusivamente
romano”, y una postrera que hace lo propio con “El derecho romano modificado
por el de gentes y por el cristianismo”; cada una de estas partes contiene
varios títulos, divididos a su vez por capítulos, sucesivamente compuestos por
secciones; asimismo, un título preliminar introduce y afianza los contenidos
inmediatos de la obra: apuntemos, a modo de ejemplo, un fragmento del prólogo,
donde don Julián explica su visión del objeto de estudio: “El Derecho es la expresión de la conciencia y de la manera de ser de un
pueblo que no cambian repentinamente al capricho o el azar, sino que se
verifican con extremada lentitud y bajo la influencia de acontecimientos que la Providencia ordena
para la realización de sus altísimos designios” (Madrid, 1922, 5ª ed., pp.
6-7).
Mas la obra capital de
Pastor y Alvira es el Manual de Derecho Romano según el orden de las
instituciones de Justiniano (1888), trabajo inmenso y sin precedentes
-la cuarta edición, de 1914, acopia un total de 735 páginas-, tal vez igualado
pero todavía no superado, que imperó durante más de medio siglo entre los
planes de estudio de las facultades de derecho españolas, figurando como el
título más autorizado dedicado al Derecho romano; dividido en tres libros,
subdivididos a su vez en varios títulos, el Manual trata
cuestiones relacionadas con los derechos en general, las personas físicas y
jurídicas, y las cosas, incidiendo en los derechos reales (posesión, propiedad,
prenda e hipoteca, etc.), las obligaciones (convenios, contratos, pactos,
etc.), los derechos de familia (matrimonio, patria potestad, tutela, etc.), las
sucesiones por causa de muerte y los legados, entre otros asuntos de
importancia. Lejos de estar ante una obra meramente académica, el Manual mantiene
su vigencia soberana, ratificando a los ciudadanos de Roma como los verdaderos
padres del Derecho, cuya tradición jurídica alcanza hasta nuestros días.
Tras este triunfo
destinado a durar en el tiempo, a Julián Pastor y Alvira le restaba un lustro
de vida. Morirá en Madrid, el día 3 de octubre de 1893, siendo enterrado en el
Cementerio de Nuestra Señora de la
Almudena.
José Antonio Bielsa
Arbiol
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