Emborronadas las impúdicas desnudeces de los participantes
aquí vemos una muestra de donde dirigen sus iras
Este fin de semana se celebra en Madrid el mal llamado “Día del Orgullo Gay”
Esta celebración siempre constituye una extraña concatenación de actos soeces dirigidos a exaltar lo más bajo del ser humano.
Destape, actos sexuales “callejeros”, ofensas a la Religión Católica, molestias de todo tipo a los viandantes ajenos y niños pequeños presenciando este esperpento o, incluso, participando en él, son las notas comunes a esta celebración que se repiten todos los años.
Pero mi pregunta es: ¿de verdad puede alguien sentirse orgulloso de esto? Estoy convencido de que nada tiene que ver la tendencia sexual de nadie con esta celebración, que sólo es capaz de exaltar las bajezas humanas y regodearse en ellas; en fin, que no se trata de un orgullo, sino de una degradación, de una auténtica horterada y de una ofensa gratuita al resto de las personas, muy especialmente a los católicos.
Es curioso: se suprimen ciertas celebraciones para no ofender a los homosexuales o a los musulmanes, pero se permiten fiestas como estas en las que se ofende gratuitamente a los católicos y, además, se subvencionan con dinero público; Hay quien dice que esto es libertad, pero la libertad murió hace mucho tiempo, cuando acabamos con otras virtudes, como el respeto, y deberíamos pensar que ya es hora de recuperarla.
Carlos R.
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