REFLEXIONES DESDE EL TRADICIONALISMO
El bilingüismo es un tema de actualidad de manera
indiscutible. Una cosa es la enseñanza de lenguas extranjeras y otra muy
distinta es el modelo bilingüe que se está instaurando progresivamente en
centros docentes de todo el territorio español.
El bilingüismo escolar es una modalidad curricular que tiene por objeto consolidar
la didáctica y el estudio de una lengua extranjera, fundamentalmente el inglés,
mediante la enseñanza de varias asignaturas en ese idioma. Se inició a partir de 2005 en la Comunidad de Madrid y se
ha ido implantando por todo el país, con las consiguientes inversiones
económicas para su puesta en marcha, que se restan de otros recursos
educativos. Además, para ser considerado como centro bilingüe es preciso
impartir ciertas horas lectivas en el idioma correspondiente.
Diferentes estudios sobre los programas bilingües disponibles
en la red, como por ejemplo el realizado por la Universidad Carlos
III, establecen de manera concluyente que
la expresión escrita y oral en castellano se está viendo perjudicada,
con lo cual el español puede ir pasando cada vez más de ser una lengua
vehicular en la enseñanza a verse reducida a ámbitos menos formales como el
entorno familiar y las relaciones personales. Además, es preciso destacar que
este bilingüismo que se está aplicando en nuestro sistema educativo, resulta
inevitablemente perjudicial sobre el aprendizaje, ya que los libros de texto de
las materias impartidas en inglés abordan las asignaturas dando por supuesto
que el alumnado nació bilingüe o en un mundo angloparlante, con la consiguiente
dificultad a la hora de comprender los contenidos específicos de cada
disciplina, por lo que no queda más remedio que reducir los contenidos o hacer
exámenes tipo test, entre otras cosas.
En este sentido, la UNESCO (1953) postula que la forma más adecuada para enseñar a un niño es utilizando
su lengua materna, ya que ello favorece la comprensión y la
expresión. Esta recomendación quedó
reafirmada en 1999 por la
UNICEF que declaró públicamente lo siguiente: “Está demostrado que los niños aprenden
a leer de forma más rápida, cuando adquieren sus conocimientos iniciales en
su lengua materna. Además, aprenden un segundo idioma con mayor rapidez que
los alumnos que han aprendido a leer utilizando un idioma que no les es
familiar.”
Se puede afirmar, por tanto, con total rotundidad, que este
modelo de aprendizaje del inglés no parece haber demostrado ser particularmente
eficaz en la mejora de las capacidades de expresión y comunicación en este
idioma, lengua que copa la mayoría de los programas, y que se ha convertido con
toda seguridad en una carga importante para las finalidades de otras áreas.
Un artículo de la versión digital del Heraldo de Aragón del
30 de agosto de 2016 pone de manifiesto la problemática que genera este asunto
en relación con la selección del profesorado: “El sindicato CSIF ha denunciado el exceso de requerimientos,
especialmente el de un idioma, que exige el Departamento de
Educación del Gobierno de Aragón para contratar un maestro interino, ya que
perjudica a especialistas en Infantil o Primaria con muchos años al servicio de
la educación pública. El sindicato entiende que la formación de un idioma
debe ser labor del especialista de dicho idioma, sin ser necesario,
por norma general, que el resto de materias tengan que ser impartida por
maestros bilingües.
Conviene resaltar, por otra parte,
que este sistema de bilingüismo supone un factor de discriminación manifiesta
en las aulas, ya que se agrupa al alumnado en función del dominio del idioma.
Este hecho es contrario a un planteamiento de educación inclusiva, ya que en el
grupo no bilingüe se aglutina al alumnado que detenta mayores dificultades de
aprendizaje. También es destacable la circunstancia de que, al mismo tiempo que
en las aulas bilingües se ha incrementado la proporción de alumnado
perteneciente a familias con formación universitaria u ocupaciones
profesionales, ha descendido el porcentaje de alumnado extranjero o con
necesidades específicas de apoyo educativo. Como consecuencia, se está
segregando al alumnado en función de factores sociales y económicos,
convirtiendo al bilingüismo en un elemento y una herramienta característicos de
una enseñanza elitista y mercantilista.
A esto hay que añadir que,
paralelamente, ha ido germinando un auténtico negocio en torno a la evaluación
del inglés, realizado por agentes externos ligados a universidades extranjeras,
con el consiguiente coste asociado, que no se ajusta al currículo oficial, en
lugar de asignar esta tarea a las Escuelas Oficiales de Idiomas.
Según lo expuesto, conviene
clarificar que el término “bilingüe” constituye un concepto que no deja de ser,
al menos, parcialmente, irreal y capcioso, ya que hace referencia exclusiva a
unas determinadas lenguas extranjeras, generalmente el inglés, lo que evidencia
una concepción puramente imperialista y de dominación, tanto a nivel
sociocultural como intelectual. Estos planteamientos son propios de una
doctrina neoliberal derivada del orden económico del mundo globalizado, basado
en la competitividad y el éxito en el mundo de los negocios, así como en un
modelo laboral precario de un país como el nuestro que fundamenta su desarrollo
en el turismo y la inmigración.
El hecho de que el grado de manejo
de una lengua extranjera en el estado español sea comparativamente escaso con
otros países de nuestro entorno, no significa que la solución pase por
acrecentar su utilización como lengua vehicular desde edades tempranas en
nuestro sistema educativo. En definitiva, no podemos convertir al inglés en el
eje sobre el que gire el proceso de aprendizaje.
El aragonés audaz
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