EL INFIERNO

Detalle de la puerta del infierno de Rodin

Nos cuenta Antonio Elorza en su artículo de opinión publicado en El País el pasado 10 de julio que la Iglesia está volviendo al pasado, entre otras cosas porque Monseñor Renzo Fratini, nuncio Apostólico en España y Andorra, daba por cierta la existencia del infierno.

El señor Elorza afirma basar esta opinión en la doctrina de Su Santidad el Papa Francisco, pues relata que “En una entrevista posterior con Eugenio Scalfari, Francisco hacía desaparecer al diablo y a las acechanzas del Mal, y proponía “abrirse a la cultura moderna de impronta ilustrada”, más el encuentro de cada creyente con Jesús”.

En nuestra sociedad actual es muy habitual encontrarse con gente que cuestiona la existencia del castigo eterno y siempre se trata de personas agnósticas o de “católicos no practicantes” (también agnósticos, al fin y al cabo) que desean tranquilizar su conciencia pensando que nada va a ocurrir por mantener su actitud de vivir como si Dios no existiese.

Parece olvidar esta gente, Antonio Elorza incluido, que fue Nuestro Señor Jesucristo quien nos dijo cosas como, entre otras, que “si tu ojo te hace caer, sácalo; es mejor que entres con un solo ojo en el reino de Dios que, conservando los dos ojos, seas arrojado al infierno, donde hay gusanos que nunca mueren, y donde el fuego nunca se apaga” (Marcos 9: 47, 48) o que “Entonces dirá también a los de la izquierda: ¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles! Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber…” (Mateo 25: 41, 42).

Ciertamente la herejía de la inexistencia del infierno está muy extendida, pero es eso: una herejía. Quienes la defienden se basan en que Dios nos ama tanto que no puede castigarnos, pero olvidan que al infierno no se va porque Dios no nos ame, sino porque algunos no le aman a Él y deciden libremente darle la espalda; Así, solamente podremos esperar de la misericordia divina que nos lleve con Dios, si en nuestra vida hemos puesto esfuerzo e interés en ello.

No me cabe duda, en fin, de que el infierno existe. De todas formas, es sorprendente lo mucho que inquieta la posible existencia del infierno a quienes dicen no creer en nada.

Carlos R.

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