A nuestras madres, abuelas, hermanas ...
Los demandó el honor y obedecieron,
los requirió el deber y lo acataron,
con su sangre la empresa rubricaron,
con su arrojo la Patria redimieron.
Fueron grandes y fuertes por que fueron
fieles al juramento que empeñaron,
por eso como púgiles lucharon,
por eso como Mártires murieron.
Inmolarse por Dios fue su destino,
salvar a España su pasión entera,
servir al Rey su vocación y sino.
No supieron querer otra bandera,
no supieron andar otro camino,
no supieron morir de otra manera.
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